miércoles, 14 de diciembre de 2016

Consigna




Hijo del Universo que habitas en la tierra,
protegido por el sol,
todos los elementos se iluminan con tus claros fulgores;
sigue en tu rutilar, inquebrantable,
no importa que con tus fuentes enternezcas un solo corazón
o prestes claridad a una sola mirada,
ya para tu misión es suficiente terreno fértil
en el que habrá de ser reproducida.

Continua presentando tus fuentes a la faz de los hombres;
sólo aquellos capaces de enfrentarse a tus fuegos
no hallarán un tropiezo en ser independientes:
no se declaran invidentes, no se atan;
saben del agujero sin salida que se llama ilusión,
que sólo quien se decide a ser él solo,
sin ataduras ni frenos,
pasa por entre el ojo de la aguja eludiendo el engaño.

¡Sigue, sigue no más
consumiendo tu ser en función de la llama!
Los fuegos en que te extingues son vida que prestas a otras vidas;
allí te haces eterno, allí te prendes
y logras de tu existencia una sola experiencia permanente.
Dios está en ti y tú en Él…
y contra eso no hay procedimientos.

¡Juégate por la vida:
la vida es la Palabra innominada!

¡Bríndate por el Ser:
el Ser es la Palabra concedida!

martes, 13 de diciembre de 2016

Te amo contra elmuro destruido



Imagen tomada de: http://www.cervantesvirtual.com/portales/homero_aridjis/

Te amo contra el muro destruido
contra la ciudad y contra el sol y contra el viento
contra lo otro que yo amo y se ha quedado
como un guerrero entrampado en los recuerdos.

Te amo contra tus ojos que se apagan
y sufren adentro esta superficie vana
y sospechan venganzas
y muertes por desolación o por fastidio

Te amo más allá de puertas y esquinas
de trenes que se han ido sin llevarnos
de amigos que se hundieron ascendiendo
ventanas periódicas y estrellas

Te amo contra tu alegría y tu regreso
contra el dolor que astilla tus seres más amados
contra lo que puede ser y lo que fuiste
ceremonia nocturna por lugares fantásticos.

Te amo contra la noche y el verano
contra la luz y tu semejanza silenciosa
contra el mar y septiembre y los labios que te expresan
contra el humo invisible de los muertos.

                                                            Autor: Homero Aridjis

lunes, 12 de diciembre de 2016



Siempre fuimos
sensibilidad o rencor casi nunca evidentes
péndola en el trapecio de la vida en la que el codicioso ego fluctuaba
nunca el fiel del afecto,
siempre aguja que punzó las entrañas
e hizo añicos la dicha que nacía cubierta por la dulce zalema
o el abrazo ceñido por el hueso en ausencia.

¿Qué reclamas hoy día que nos cubre la noche
y el pulmón taciturno se hace clamor que ahoga?
¡Ya no hay tren de retorno!           
El tiquete que parte brinda como destino
el patíbulo incruento de los desasosiegos.

¿Quién fue qué, cuándo, cómo y en dónde?
¡Ya no es hora de cómputos!
La matemática de las ecuaciones no despeja la incógnita
y en el envés que traen los mercurios, obstinado invidente por vestigio,
ya no hay segunda instancia y la luna bruñida
reflecta espectros de sol sobre el semblante.

¡Ojo verso, el lapso te ha convertido en máscara!