lunes, 19 de septiembre de 2016

Sottovoce


A Marian Raméntol Serratosa, 

quien me ha hecho el invaluable regalo de dedicarme su poemario:
Primaria, decisiva e inaprensible.



Yaciendo en las pupilas de la tarde
hoy puedo marginar de mi angostura
los humores del látigo, lavarlos
con salmueras y pócimas, vertidas
sobre falsas caricias y agasajos,
y quedarme suspenso
en las corrientes térmicas del beso
de la voz que me trae el poemario.


Mueve su inmensa luz, en el recuerdo,
anhelos de otra edad, enmohecida,
y desahoga en su calor profundo
la anquilosis del verbo.


Hoy ha salido el sol tras el macizo
de mi oriente de años encubiertos
y me ha dicho que llegas desde España
brindándome esplendor –nunca ganado–
de sólo generosa  y altruista.

Sin reflexión me quedo, estupefacto,
porque el filo del pulcro firmamento
sólo es digno lugar para que reine
tu excelsa majestad y haga presencia.
Yo me inclino devoto y reverente
bajo tu voz de trueno,  seductora,
y doy gracias en clave con las manos
por tu verso brillante y gigantesco.

Gracias al Infinito por parirte poeta
impagable maestra de mi anhelo
y a ti por concederme, en privilegio,
un sempiterno estímulo en mi lengua.


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