Urbe en anaqueles de alma
“La ciudad que nos hizo, que nos hace.”
Juliana Londoño “Carecoco”.
Calcina la
mirada de hambre de unos ojos
que aplaca la basura que desecha el comercio;
en los cuerpos desnudos el hielo se cuartea
en busca del abrigo que el amparo les niega;
las vítreas pupilas del viejo sisan vida
al aire que le quema los pulmones deshechos;
la laringe que canta su balance en los buses
se agota entre la herrumbre de míseras medallas;
los piojos desplazados del fondo de la jungla
los traga la garganta del bulevar que irrumpen;
la añoranza que enhebra malabares de esquina
se abraza en las angustias que el aire interno lleva;
unos pies sin zapatos llagan el pavimento
corriendo tras la bola de anhelos hechos trapo;
una cruda muchacha cruza cubierta en vanos
con su mínima carne bajo oscuro apetito;
los corros esnifando la muerte en todo gesto
porque no hay vida plena en la cual empeñarse;
apenas se hace vida, batalla el desconsuelo
con esmog que le invade de muerte las entrañas
y llora entre los brazos que tiemblan impotentes
para entregarle un aire de tono natural;
inactivos y errantes y enfermos de la angustia…
¡todos claman al cielo buscando una respuesta!
que aplaca la basura que desecha el comercio;
en los cuerpos desnudos el hielo se cuartea
en busca del abrigo que el amparo les niega;
las vítreas pupilas del viejo sisan vida
al aire que le quema los pulmones deshechos;
la laringe que canta su balance en los buses
se agota entre la herrumbre de míseras medallas;
los piojos desplazados del fondo de la jungla
los traga la garganta del bulevar que irrumpen;
la añoranza que enhebra malabares de esquina
se abraza en las angustias que el aire interno lleva;
unos pies sin zapatos llagan el pavimento
corriendo tras la bola de anhelos hechos trapo;
una cruda muchacha cruza cubierta en vanos
con su mínima carne bajo oscuro apetito;
los corros esnifando la muerte en todo gesto
porque no hay vida plena en la cual empeñarse;
apenas se hace vida, batalla el desconsuelo
con esmog que le invade de muerte las entrañas
y llora entre los brazos que tiemblan impotentes
para entregarle un aire de tono natural;
inactivos y errantes y enfermos de la angustia…
¡todos claman al cielo buscando una respuesta!
Todo rompe
en la cara, claxon estrepitoso
mientras la caravana del Alcalde hace fuga
obviando los remedios por ir en sus tareas
tras cristales ahumados que impiden percibir
más allá de la valla “obra por iniciar”:
el túnel que sepulta prioridades de todos
y servirá de parque, cual placa perdurable,
que con letras de molde exalte su elación.
mientras la caravana del Alcalde hace fuga
obviando los remedios por ir en sus tareas
tras cristales ahumados que impiden percibir
más allá de la valla “obra por iniciar”:
el túnel que sepulta prioridades de todos
y servirá de parque, cual placa perdurable,
que con letras de molde exalte su elación.
¿Qué queda en anaqueles para posteridad?
¡La historia que da prez porque enriquece!:
los oros lixiviados de la perco-gerencia
que en cuarteles de invierno se suele recoger
mientras mueren en polvo los cuadros callejeros
que adornan la avenida que transitó el boato.
los oros lixiviados de la perco-gerencia
que en cuarteles de invierno se suele recoger
mientras mueren en polvo los cuadros callejeros
que adornan la avenida que transitó el boato.
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