Torre de control
Imagen tomada de : http://inco.com.sv/en-noticias.php?noticia=165
Dijiste adiós, espetando sobre el sendero: ¡te veré implorar! Eso hago:
¡a cada palabra le pido hablar por mí!; que cada frase te disuada en la
esperanza de sorprenderme, por ellas, desmentida, y que cada signo corrobore tu
‘victoria’; ¡qué más da!; son mayoría los que procuran sus conquistas por la
cancela posterior; yo, en tanto, vuelo bajo el élitro de la imaginación y
parto, con mayor prisa, para anticiparme a celebrar tus ‘audacias’.
Pronóstico sobre tu ‘Estado del Tiempo’. Hay cumulonimbos; estimulan
violentas tormentas –éstas, el imperativo sobre el que planeas– y puede
sobrecogerte una emergencia y caer en cuenta de que te falta potencia en el
propulsor…
Yo, “le huyo a los corazones cobardes”; tú, temes a los corazones
valientes. ¿Recuerdas cuando te propuse giros en espiral, cayendo en picado,
hasta alcanzar una altura más acorde con los propósitos de vuelo?; temblabas
como alpinista hipotérmico y yo me preguntaba dónde habría quedado el valor del
que vives haciendo alarde: bravo para contender con débiles, fuerte para
enfrentar mujeres y altisonante para hablar, por tu incapacidad para exponer
argumentos y evidenciar premisas para inferir conclusiones.
¡Rábula del amor!; definitivamente hoy, me amparo con el flaco esqueleto
de la soledad, que brinda la seguridad del hueso y, ¡aunque puedo quebrarme!,
soy yo quien, desde la ‘Torre de Control’ y, abortando tu plan de vuelo, digo:
¡para siempre, adiós!; busca un hangar donde ‘calibren tus motores’ y restauren
tu fuselaje; mis bodegas sólo amparan mi ‘equipaje’: lo que soy; y, ¡no hay
nada que pueda perturbar mi viaje!; las águilas no necesitamos piloto, ¡ni
admitimos el automático!
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