domingo, 2 de octubre de 2016

Torre de control


                                                        Imagen tomada de : http://inco.com.sv/en-noticias.php?noticia=165

Dijiste adiós, espetando sobre el sendero: ¡te veré implorar! Eso hago: ¡a cada palabra le pido hablar por mí!; que cada frase te disuada en la esperanza de sorprenderme, por ellas, desmentida, y que cada signo corrobore tu ‘victoria’; ¡qué más da!; son mayoría los que procuran sus conquistas por la cancela posterior; yo, en tanto, vuelo bajo el élitro de la imaginación y parto, con mayor prisa, para anticiparme a celebrar tus ‘audacias’.
Pronóstico sobre tu ‘Estado del Tiempo’. Hay cumulonimbos; estimulan violentas tormentas –éstas, el imperativo sobre el que planeas– y puede sobrecogerte una emergencia y caer en cuenta de que te falta potencia en el propulsor…
Yo, “le huyo a los corazones cobardes”; tú, temes a los corazones valientes. ¿Recuerdas cuando te propuse giros en espiral, cayendo en picado, hasta alcanzar una altura más acorde con los propósitos de vuelo?; temblabas como alpinista hipotérmico y yo me preguntaba dónde habría quedado el valor del que vives haciendo alarde: bravo para contender con débiles, fuerte para enfrentar mujeres y altisonante para hablar, por tu incapacidad para exponer argumentos y evidenciar premisas para inferir conclusiones.
¡Rábula del amor!; definitivamente hoy, me amparo con el flaco esqueleto de la soledad, que brinda la seguridad del hueso y, ¡aunque puedo quebrarme!, soy yo quien, desde la ‘Torre de Control’ y, abortando tu plan de vuelo­, digo: ¡para siempre, adiós!; busca un hangar donde ‘calibren tus motores’ y restauren tu fuselaje; mis bodegas sólo amparan mi ‘equipaje’: lo que soy; y, ¡no hay nada que pueda perturbar mi viaje!; las águilas no necesitamos piloto, ¡ni admitimos el automático!

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