lunes, 7 de noviembre de 2016

Evocación


El mundo,
por un instante interminable guarda silencio,
no se puede llorar si estás muerto.
                                 Marian Raméntol





Por ti aprendí a tejer, con las palabras
a hilar las sombras
-la urdimbre de los días-,
a ver el horizonte a ras del piso,
atado a los perfiles del vacío
a soñar, como sueñan los porfiados:
que en el lienzo de un beso cabe el infinito
desdevanando horas incontables
en un abrazo eterno con el tiempo
que miden los relojes de la amnesia
y cuenta el nomograma de las lágrimas
que allende tu partida hacen senda conmigo.

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